Eric Goles |
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Todos lo creen
inteligente, él dice que no. Se califica asertivo, curioso, un buscador
constante de rarezas. Confía en que éstas pueden cambiar la visión del mundo:
no hay nada más estimulante que descubrir cosas nuevas. Y en eso está todo el
día, pensando en el canto de la cigarra, creando matemáticas o lo más
importante en este momento en su vida: dirigiendo la Conicyt. Quiere acercar la
ciencia a la juventud.
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Cuesta imaginar que a este hombre en algún minuto de la
vida le fue mal en el colegio. Sólo a fines de la educación media algo pasó
que de un día para otro comenzó a amar las matemáticas. Se entusiasmó
tanto que nunca más paró de crear con este lenguaje. Porque para él, al igual
que las palabras, los números son eso, un lenguaje con el que podemos formar
sintaxis, pensar y ver el mundo. Por lo demás, encontraba espectacular que le
gustaran porque quería estudiar ingeniería y este milagro lo acercaba a la
educación superior.
Más tarde, en la universidad, nacería su verdadera
vocación hacia el tema. De hecho, reconoce que conocerlas se ha transformado en
una aventura hasta hoy. Tanto así, que apenas egresó postuló a una beca para
viajar y perfeccionarse en Francia, la cuna de las matemáticas.
"Sabía que quería ser ingeniero, pero con mucha
utilización de las matemáticas como herramienta de trabajo. Por ello, elegí
ingeniería civil matemática, especialidad que creo que era y que todavía es
novedosa, sobre todo porque fue pensada para este milenio. Se trata de una
especialidad con un tremendo background en ciencias, en matemáticas... en
miradas de mundo "explica. "
-¿A qué mundo llegó con las matemáticas?
"No sé adónde he llegado. Lo que si sé es que el irme a estudiar a
Francia me marcó profundamente. Cuando se es joven y se va a estudiar fuera de
este país, se abre el mundo. Una vez allá, ya no era el Eric Goles que se fue
de acá... era otro. Pero no fue sólo la pasión por las matemáticas lo que
influyó en mí, si bien han sido un hilo conductor que me dio la posibilidad de
conocer otros mundos. Hoy soy tan curioso e interesado tanto para escribir un
artículo de ficción o un ensayo, como artículos de difusión científica. Lo
que pasa también por hacer un programa en la televisión, escribir un libro
para niños, hacer matemáticas o discutir con una persona acerca de cualquier
cosa. Todas esas son pasiones que para mí no son disgregaciones, sino que
apuntan a una gran curiosidad y apertura al mundo. "
-¿Cómo se puede incentivar esa curiosidad?
"Hay que ir a los jóvenes y niños, cultivar el entusiasmo y las rarezas.
El mundo es muy rápido y vivimos una sola vez. "
-¿Qué rarezas cultivó?
"Hubo un Eric Goles que murió cuando tenía cinco años. Dibujaba todas
las aves con cuatro patas. De eso me di cuenta cuando un pariente me preguntó
por qué los dibujaba así, si tenían dos. Pero hoy me pregunto: ¿era un error
desde el punto de vista profundo? Qué creatividad se murió cuando me lo
comunicaron. Cómo abrimos el mundo, cómo hacemos que cada joven explote sus
talentos. De mis 12 años
en el colegio San Luis de Antofagasta, recuerdo dos o tres momentos de manera nítida.
Uno de ellos fue cuando un poeta fue a dar una charla. Yo era muy chico, pero aún
recuerdo que dijo: He vivido más en una biblioteca que en la vida real... por
eso leo. Y si para leer hay que robar un libro, eso es un pecado venial. Nunca
me olvidé de eso y de hecho hice de la lectura una vocación . Hoy no puedo
vivir sin leer, como no puedo vivir sin hacer matemáticas. En la educación en
algún momento algo emerge el entusiasmo. Claro que no hay receta para
eso, sólo dar oportunidades para que aparezca gente que lo gatille."
¿Cómo siente con las matemáticas?
"Hacer matemáticas es igual a crearlas. Y en este sentido, hablo en español
y después a través de las matemáticas, con las cuales creo y escribo textos.
En mi caso me coloco un problema y con ese lenguaje trato de interpretarlo. O
bien, a partir del mismo, veo qué posibilidades tiene, cuál es su sintaxis. En
todo caso, se trata de un lenguaje extremadamente sofisticado y que toma muchos
años manejarlo. "En alguna oportunidad dijo que de las neuronas sale la
mente.
-¿Cómo se entiende eso?
"El dualismo cartesiano decía que el cerebro es una cosa, el cuerpo es una
cosa y la mente es otra. Hoy en día es casi un sobreentendido que la mente
emerge y en eso está todo el problema. En eso se ha avanzado, pero estamos
lejos de comprender a partir de la dinámica de la red neuronal cómo transitan
finalmente las señales químicas y eléctricas en un sistema que tiene del
orden de 10 mil millones de neuronas.
Algo similar a una gran ciudad, donde todo el tráfico está
codificando señales y donde hay memoria, recuerdos, dolores y sueños. Todo eso
está ahí. De hecho en nuestro cuerpo hay recuerdos. De alguna manera está
todo relacionado: la parte emocional de la racional. Pero la pregunta fina es...
¿la ciencia tiene respuestas a esto? De hecho, es el gran desafío de
este milenio. Hasta el momento está claro que todo emerge del cerebro, pero lo
que no está claro es cómo. Descartes decía: Pienso, luego existo. Pero
allí no acaba el problema. Finalmente no será como dice Damasio, que somos
observadores de una película en la que nos insertamos constantemente. Es como
estar con la película allá y con la cámara acá (indica su costado). Estoy
viendo algo que está grabado, que es antiguo, pero que voy insertando. Y en ese
sentido, la conciencia es una película de nosotros mismos. Es decir, desde que
tomé conciencia de la taza de café que está sobre la mesa, puede haber pasado
un mundo, pero para nuestros efectos es instantáneo".
Publicado el 29 de abril del 2000 en la Revista De Mujer a Mujer
La Tercera
(Texto: Jacqueline Otey A. / Foto: Sofía Santelices